¿Por qué?

¿Por qué se nos olvida vivir? ¿Por que la vida se vuelve una lista interminable de cosas por hacer? ¿Por qué es tan difícil vivir el presente? ¿Por qué complicamos todo?

Y si… cómo los niños de más o menos 3 años volví a la etapa del por qué… de preguntarme en qué momento de la historia crecemos y todo se vuelve una responsabilidad, un peso, una carga, un «toca hacer», «debo ser», antes de que llegue cierta edad y ahí sí ya no queda sino esperar lo inevitable.

¿Cómo llegué hasta este punto de mi vida? En gran parte no tengo ni idea… muchas veces le di mi responsabilidad personal a otros y seguramente dí muchos tumbos por ahí. Esa vida en piloto automático, rindiéndole cuentas a todos, explicando cada paso, disculpándome por ser como soy, pidiendo perdón por evitar conflictos, agachando la cabeza y pasando inadvertida para molestar lo menos o gritando para que por fin se escuchara mi voz. Esa es la vida de muchos, dando tumbos, girando por ahí sin rumbo.

Hoy he llegado a responder algunos de esos porqués, he logrado observar y tomar consciencia de la persona que soy hoy, de mis decisiones, de mis elecciones. He podido ver que a veces necesitamos estar ultra ocupados para sentir que la vida tiene sentido, llenar los días de trabajo, actividades «productivas», y no parar de hacer algo, no importa lo que sea. Y más en este tiempo difícil de crisis, de cambios de vida obligados, quiebras y rupturas en todo nivel… Hemos olvidado buscar las razones por las que hacemos las cosas, ¿qué es lo que nos mueve? ¿Somos bolas de bolos girando llevándonos lo que sea por delante? o ¿estamos siendo conscientes de los giros de nuestras vidas?

Seguramente tenemos de ambos, habrá cosas muy conscientes y otras no tanto, es parte de la experiencia, del aprendizaje. Mi historia es parte de lo que soy hoy, todos esos momentos de confusión, de miedo, de duda, de caer y recaer, ese tiempo en piloto automático me ayudó a ver muchas partes de mí que había entregado a otros, a entender que necesito esas partes para reconstruirme y volver encontrar lo que soy, lo que me mueve.

Hoy llegar a las razones y a las respuestas debería ser tan fácil como ver mi historia con amor, ver que ya pasé por ahí, que probablemente vuelva a caer, y vuelva a levantarme, que otras cosas ya no las repetiré porque ya quedaron aprendidas, que el camino sigue y que se puede disfrutar y simplificarse; que puedo tomar el timón y hacerme cargo de todos los instrumentos de mi vida, agradeciendo todo lo que ha sido mi experiencia.

Ya puedo pasar la página del por qué, puedo mirar hacia atrás con otros ojos, puedo ver que todo me ha hecho la persona que soy, que cada día puedo responsabilizarme más por cada una de mis decisiones, que cada día es una nueva oportunidad para seguir aprendiendo, para ir quitando capas de culpas y miedos y seguir en la búsqueda de mi propio ser.

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